A menudo, escuchamos de los labios de muchas personas, la falsa afirmación que sirve como excusa, para no hacer aquello que no quieren hacer: “NO TENGO TIEMPO”
Esta frase encierra una tremenda mentira, que poco a poco se va quedando instalada como un mantra en nuestro subconsciente.
Te diré algo:
Ricos, pobres, chinos, árabes y mexicanos, gente con trabajo o sin trabajo, de cualquier profesión, absolutamente todos, cuentan con las mismas 24 horas que el movimiento cósmico le brinda a la humanidad. Nadie tiene más, ni menos horas que alguien.
El origen de esta ilusión se encuentra en creer que el tiempo es administrable y que, como otro recurso, se puede “ahorrar” de alguna manera. La verdad es que, nadie puede guardar 2 de las 24 horas de hoy, para mañana tener un día de 26 horas.
Luchamos permanentemente con esto, tratamos de hacer más cosas en menos tiempo, de allí que estamos sometidos a una dictadura, La Dictadura del reloj.
Veamos al tiempo, como a un anciano rico, que todos los días desde las 00:00 horas nos reparte 24 horas llenas de riqueza, compuestas por los mismos segundos y minutos exactos para todos, y regresará nuevamente a las mismas 00:00 horas, para llevarse lo que no hayamos usado. No hay marcha atrás.
La diferencia estará siempre, en lo que hagamos con esas 24 horas cada día. No es que “no tengas tiempo”, es que lo tienes ocupado con otra prioridad.
El que se quiera superar, lo ocupará con lectura, desarrollo y educación. El que desee desarrollar lazos más estrechos con sus hijos, lo ocupará en actividades que, involucren a su familia. Pero recuerda: tienes tiempo, pero está ocupado en otras cosas, en lo que tú crees que es verdaderamente importante.
Porque no podemos administrar el tiempo, pero si podemos administrar nuestras prioridades, nuestras actividades al tiempo.
A veces tememos lastimar a nuestros seres amados con nuestras respuestas. Cuando preferimos asistir a una reunión de negocios, en lugar de estar con nuestra pareja, invocamos a la famosa frase: “no puedo, no tengo tiempo”, lo mismo cuando nuestros hijos nos piden jugar con ellos, siempre apelamos a esa mentira para no lastimarlos.
Quizá pienses que es mejor mentir, para no lastimar y quizá estés en lo cierto. Pero ten en cuenta siempre, que es una mentira. No te la vayas a creer.