El envidioso, no quiere solamente tener lo que tú tienes, él quiere también que lo pierdas

Un hombre sumido en la miseria económica, consecuencia de sus malas acciones y su poca moral, se encuentra con un viejo amigo de infancia, en un camino estrecho que quedaba al lado de un rio.

A este amigo, siempre lo acompañaba la diosa fortuna. Y es que, a este joven, todo le resultaba productivo en la vida.

-Veo que siempre te va bien, en cambio a mí, Dios me sumió a la bancarrota permanente. Quiero empezar algo y nunca lo termino por falta de capital. Sé que tienes el don de hacer milagros, siempre dijeron eso de ti.

Entonces el amigo afortunado sintió lastima de su prójimo. Estaba dispuesto a ayudarlo.

-Mira, te ayudaré por esta vez, pero recuerda dejar de lado los sentimientos oscuros que siempre dominaron tu corazón, esos son los verdaderos culpables de tu desgracia.

Apenas había terminado de decir esto, su dedo índice empezó a iluminarse dejando percibir una extraña energía que emanaba de él. Luego tomó uno de los ladrillos de adobe que traía su amigo y tocándolo directamente con el dedo brillante, lo convierte en un ladrillo de oro.

-Toma, con esto ¿serás feliz?

-No, es muy poco.

Al oír la respuesta el joven milagroso vuelve a iluminar su dedo y esta vez toca con él un elefante de piedra, convirtiéndolo en oro macizo, la estatua de oro más grande que se hubiera visto. Lo agregó al ladrillo y le preguntó:

– ¿Con esto es suficiente para que seas feliz?

– No, tampoco, es muy poco

– ¿Entonces que es lo que quieres para ser feliz?

– Quiero tu dedo.

Mis queridos amigos, es bueno ayudar siempre a cuantos podamos ayudarles. No pretendo quitarles el privilegio de hacerlo. Pero existen muchos casos, en donde la gente jamás estará contenta con lo que les demos, porque en el fondo no es ayuda lo que quieren, es simplemente verte igual o peor que ellos.

La pobreza (ausencia de) no es gratuita, ella viene de un comportamiento. La envidia es una característica muy propia de gente empobrecida mentalmente.

Dar, es muy propio de las personas abundantes, viene de un paradigma de riqueza, eso es natural para un verdadero ser humano que se asuma rico. Pero para el pobre no.

Ser pobre, no es sinónimo de ser buen persona, empecemos por aceptar esto. Y ser rico tampoco es sinónimo de ser mala persona. Eso lo definen los sentimientos que gobiernen nuestros actos cotidianos.

El envidioso, no quiere solamente tener lo que tú tienes, él quiere también que lo pierdas. No envidies jamás.

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