El Espejo Social: Trata a las personas como te gustaría ser tratado

¿De dónde viene toda la información que tenemos acerca de nosotros mismos? Viene de nuestro entorno social.

Ignacio, llega a su casa de mal humor y cansado del estrés agobiante que le genera su jefe.

Va a sentarse a ver televisión, pero las quejas de su esposa, son inmediatamente pronunciadas como bienvenida.

-Estoy harta de la conducta de tu hija, Betty no es capaz de levantar un papel tirado en el suelo, tengo que recordarle siempre lo que tiene que hacer. Además, siempre me recuerda que no soy su madre, sino su madrastra.

Luego ambos se dirigen a ver a la adolescente y le increpan, lo “irresponsable”, “malcriada”, “mala hija”, “mal agradecida” y una serie de adjetivos que, de manera inconsciente, van programando desde hace mucho tiempo a Betty.

Ella responderá de la manera como la vean sus padres. Así somos las personas. Respondemos a un “espejo social”.

Imaginemos por unos segundos, que solo existiese un espejo en nuestro mundo imaginario, que no hay más información de cómo somos en realidad, que ese espejo fuera la única “fuente de verdad” de cómo nos vemos, como nos ven las demás personas.

¿Y si el espejo tuviera distorsiones, como el espejo de los circos? Entonces nos reiríamos porque, sabemos que no es cierta la forma como allí nos vemos.

Pero si no existiera mas manera de saber cómo somos, le creeríamos. ¿Verdad?

Nuestro nombre, si eres feo o bonito, si eres leal, torpe, listo, cariñoso o distante, todas estas palabras pronunciadas por las personas que queremos, funcionan como el espejo en donde “vemos” como somos, quienes somos.

La literatura nos recuerda a Pigmalión y Garatea, o a Gepetto y Pinocho. Ambas historias, logran hacernos ver cómo, cuándo tratamos a alguien como lo que queremos que sea, dará un comportamiento en sintonía de ese trato que le damos.

Pero muchas veces queremos que las personas mejoren, que se superen, que crezcan y sean fuertes, pero no las tratamos así. Por el contrario, las tratamos precisamente como NO queremos que sean.

Cuando le hablamos a un hijo, insultándole o haciéndole ver todo lo “mal” que hace las cosas, entonces así serán sus respuestas.

Muchos hemos sido programados de manera pésima por el espejo social. Es hora de romper ese espejo en el que nos veíamos y crear el nuestro.

Nos podemos volver a construir, tomemos un modelo que nos inspire, echemos mano de nuestro cincel, nuestro mazo y a construirnos.

No culpemos a nuestro entorno, recuerda siempre que ellos, también fueron engañados por esos mismos espejos.

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