Al despertarse asustado, enseguida mandó a llamar a uno de sus consejeros más fieles para que este pudiera interpretar esta visión.
El sabio, luego de escuchar el relato del rey, le respondió:
“Su majestad, siento comunicarle que el sueño que tuvo le trae malas noticias. Significa que todos sus familiares morirán”.
Al escucharlo, el rey se enfureció con su consejero ya que sintió que había sido impertinente con él, por lo que, ciego de ira, mandó a sus soldados a que lo castigaran dándole una sesión entera de latigazos.
Debido a que seguía preocupado por aquel mal sueño, mandó a llamar a otro de sus sabios consejeros. Este segundo hombre había presenciado lo que le había pasado al primero, por lo que, luego de escuchar al rey, reflexionó y le dijo:
“Oh, afortunado rey. Este sueño es una bendición para usted. Significa que usted será el único de su familia que sobrevivirá”.
Feliz y satisfecho con aquella interpretación, el rey se dejó dominar por su buen humor y decidió regalarle a este consejero un cofre repleto de joyas y monedas de oro. Luego, mandó a que todos se retiraran de sus aposentos.
Un sirviente que había observado ambas escenas se le acercó al segundo sabio mientras salía del gran palacio del rey y, con mucha duda, le preguntó:
“Oh, gran sabio, perdone mi curiosidad, pero ¿lo que usted le dijo al rey no fue exactamente lo mismo que la interpretación del otro sabio? ¿Por qué entonces usted sí recibió un premio mientras que el otro fue azotado vilmente?”.
El segundo sabio, mirando al hombre con serenidad, le dijo: “Pues sí, es cierto. La noticia que le di al rey fue exactamente la misma, pero la forma en la que se la comuniqué fue totalmente diferente. Aprende que la interpretación de las palabras que usas tiene tanta importancia o más como el significado de estas”.
La moraleja que nos regala esta historia es que la imagen y la comunicación son dos de los aspectos más importantes y fundamentales a la hora de buscar alcanzar el éxito empresarial. No basta con que tengas un buen producto o un gran servicio, lo importante es que debes contagiarle al cliente las buenas sensaciones que estos le pueden ofrecer. No te limites únicamente a describir lo que ofreces con una lista detallada. Ve más allá y asócialo con emociones positivas y con experiencias placenteras. Verás que así, haciendo que la gente se sienta a gusto con lo que les ofreces, tendrás los resultados que tanto buscas. Para que tu producto o servicio tenga éxito, el primero que debe estar y parecer convencido con él eres tú mismo. De nada te servirá hacerlo parecer como lo mejor si tú mismo no lo crees. Ten en cuenta siempre este cuento y su significado y empieza de una vez a alcanzar tus objetivos.
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