La crisis por la que atraviesa México, la política salarial actual, que ha sido promovida durante cuatro décadas por los sectores oficiales, y la pérdida constante de poder adquisitivo, han provocado un aumento de la pobreza y la degradación económica y social en el país. Varios de los argumentos para mantener el crecimiento del país a través de bajos salarios y productividad (argumentos en foros internacionales y varios ex secretarios de trabajo) exigen que las familias trabajadoras tengan un empleo precario o informal, una parte importante de la situación insostenible para la población activa. Esto está relacionado con el crecimiento estancado de la economía mexicana; bajos salarios, altos niveles de desempleo e informalidad.
Según un estudio, de los empleados que laboran más de 56 horas a la semana, el 49% no cuenta con un ingreso suficiente, el 44% carece de seguro social y el 53% no tiene un contrato formal. En el caso de los que trabajan entre 49 a 56 horas, el 49% tiene un ingreso insuficiente, el 43% no tiene seguridad social y 53% no tiene un contrato estable.

El trabajo no es remunerado conforme a las horas empleadas.
Si bien continúa la vacilación del debate y las opiniones sobre los salarios mínimos, los dos problemas principales quedan atrás. Por un lado, que está en el artículo 123, la Constitución establece que “el salario mínimo general debe ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en orden material, social y cultural, y para garantizar escolarización obligatoria para niños”.
Claramente, los salarios mínimos pagados por el empleador y aprobados por el gobierno no son suficientes para satisfacer estas necesidades, es decir, las empresas y el gobierno han violado sistemáticamente la Constitución al menos cuatro décadas, para ellos, sigue siendo carta muerta.
Por otro lado, el salario expresa una relación en la que el empleador le paga al empleado para que se quede con el producto de su trabajo a cambio de dinero que, en este caso, no se une a usted para sobrevivir. Todos los salarios son explotación.

El tema de aumentar los sueldos no debería ser un tema de discusión, ya que un estado saludable debe cuidar el bienestar de su gente. Este es un tema controvertido debido a los argumentos que giran en torno a las posiciones políticas de los intelectuales y funcionarios, cada uno de ellos tiene un sentido de clase.
Entre los argumentos en contra del aumento salarial, lo más conocido es que generaría inflación. “Es un argumento ideológico como en las últimas cuatro décadas que los precios han aumentado más que los salarios, solo ha habido una queja de él”. Además, como contraejemplo, en los años 2001 y 2005 el aumento en el salario mínimo fue mayor. Según fuentes oficiales, el aumento en el índice nacional de precios al consumidor no constituyó una causa d inflación.
Otro argumento es “que aumentaría la economía informal”, pero ¿acaso no aumentaría, sin los salarios correspondientes, el aumento de la economía informal para constituirla hoy que existe un 60% de la fuerza laboral empleada?
El lado más débil
Como en todas las áreas y temas, siempre hay un sector que es el más perjudicado. En este caso, los sectores con mayor violación a su derecho a un trabajo digno, como era de suponerse, son el sector primario, el cual está relacionado directamente con la agricultura, ganadería, pesca y actividades similares; así como también los servicios, donde se incluye sobre todo a las trabajadoras o trabajadores del hogar; y los de la industria de la construcción.
Sin duda alguna, este es un tema que debe de mejorarse, por el bien de todos los mexicanos y el futuro de su país.