Cura tus heridas y produce tu propia perla
Una ostra que nunca haya sido herida jamás podrá producir perlas. Las perlas son el resultado del dolor, de la pena, de la angustia, la incertidumbre y la amargura.
Una ostra que nunca haya sido herida jamás podrá producir perlas. Las perlas son el resultado del dolor, de la pena, de la angustia, la incertidumbre y la amargura.
Un día hace ya varios años atrás, me encontré con un próspero comerciante con quien mantenía una relación de amistad y de negocios.
En un pueblo muy lejano, en un salón de clases de un colegio, había un gran grupo de niños recibiendo enseñanzas de su maestra, la cual dictaba sus clases con mucha dedicación.
Quien no conoce a María Félix. Mujer valiente, segura de sí misma, irreverente y con una belleza única, tanto por dentro como por fuera.
Hola hijo, hola hija, te escribo para proponerte un trato. Lo he pensado mucho y nos convendría a los dos, pero no te voy a obligar a que lo aceptes.
Un cazador descubre indefenso, a un pequeño ciervo de meses de nacido, lo toma entre sus brazos y lo lleva a su cabaña para criarlo como una mascota.
Te veo llevando a tu hijo a las terapias mientras tus amigos llevan a sus hijos a fútbol o a ballet.
Tú no eres tú apellido, tu color de ojos o piel.
Un amigo mío, se encontraba muy disgustado con su hijo, porque este no quería conversar con él.
Por las tardes, Frank y Doris, una pareja de esposos muy amable caminaba siempre de la mano por la orilla del mar, como enamorados perpetuos, siempre sonrientes, siempre unidos uno al lado del otro.