El poder de las palabras: El ciego y el publicista
En un barrio muy concurrido, un hombre ciego se encontraba en una esquina sentado pidiendo limosnas y junto a él había colocado un cartel que decía: “Soy ciego. Por favor, ayúdame”.
En un barrio muy concurrido, un hombre ciego se encontraba en una esquina sentado pidiendo limosnas y junto a él había colocado un cartel que decía: “Soy ciego. Por favor, ayúdame”.
Un hombre con aspecto interesante ingresó a un hotel en Miami y pidió ver al dueño. Cuando este llegó, comenzó la historia.