Se tiene la idea equivocada de que Dios solo está con nosotros cundo pasamos por momentos difíciles, cuando tenemos algún problema de salud o estamos económicamente mal. Sin embargo, eso escapa de la realidad de Dios, él estará con nosotros incluso cuando estemos pasado por buenos momentos.
Otra cosa que debemos comprender o entender, es que Dios no se aleja de nuestras vidas, somos nosotros quienes nos alejamos de él, ya sea por nuestra ingratitud, enfriamiento espiritual o simplemente las cosas nos están yendo aparentemente bien.
Es verdad que en los momentos más difíciles, es donde tal vez necesitemos más de nuestro creador, pues la falta de algo nos hace entrar en comunicación con él, para pedirle eso que nos es muy necesario. Luego, cuando ya tenemos lo que le pedimos, ni siquiera le agradecemos y simplemente nos olvidamos de nuestro señor.
Sin embargo, en la condición antes mencionada, al menos somos conscientes de su infinito poder al pedirle de corazón que derrame su gracia divina sobre nosotros. Pero, cuando las cosas nos están yendo relativamente “bien”, es cuando menos nos acordamos de nuestro padre celestial, ignorando que todo lo que tenemos se lo debemos a él.
Siempre necesitamos de Dios.
La verdad de todo, es que en la vida siempre debemos ser agradecidos con nuestro salvador. Aún en los momentos en que sentimos que todo nos va bien, debemos reconocer y entender que esa buena fortuna, se la debemos únicamente a él. Nosotros por nuestras propias fuerzas somos incapaces de poder mantener la paz y la prosperidad en nuestras vidas.
La prosperidad es parte obviamente de nuestro esfuerzo, la felicidad que vivimos también es consecuencia de nuestros actos, sin embargo, no olvidemos que es Dios quien guía nuestros pasos, él es quien a través de su infinita misericordia escucha nuestras plegarias y nos da todo lo que le pedimos, así que tanta felicidad y prosperidad no es cuestión de suerte o por que lo merezcamos, todo esto tiene una cuota de divinidad, la cual recibimos por creer en él y por respetar sus mandamientos.
Mantengamos la comunicación con Dios.
Desde que nos levantamos hasta la hora en que nos acostamos, debemos mantener una buena comunicación con Dios. ¿Cómo? La forma más práctica es a través de la “oración”, pues por medio de ella él nos oirá y podrá darnos lo que tanto necesitamos. Además, la oración es el medio más utilizado para desahogarnos, pues no hay mejor manera de ahogar las penas y problemas, que contándoselos a nuestro padre.
Entonces, recuerde siempre que por más que en nuestras vidas todo sea felicidad y prosperidad, Dios va a querer que le seamos fieles y por consecuencia le seamos agradecidos. No olvidemos que todo se lo debemos a nuestro creador.